Pulso de un cuerpo de agua

Agridulce y evanescente, espero sin saber qué es lo que espero.

            Frutos acuáticos en un manglar lleno de víboras.

Agridulce y evanescente, observo sin entender qué es lo que miro.

            Rostros cautivos dentro de frascos de vidrio.

Cobijado y risueño, enloquezco sin escándalo alguno.

            El silencio afable que también es delirio.

Cobijado y risueño, no fantaseo en vano con sostener el peso de un cadáver desconocido.

            Y acariciar la proporción de su espacio y la significación de su vacío.

Serio y descarado, caliento mis demonios con un simple vaso.

            Vodka muy frío.

Serio y descalzo, recorro el mismo camino hacia ningún sitio.

            Lobezno solitario.

Y sibilante, nave en descenso, el ensueño se incendia en caída libre sobre las aguas de un más allá, donde el tiempo será transfiguración y la memoria un arrecife.

            Corazón disuelto entre las olas.
Hielo maligno…

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