Ángel (demonio) de Fantasía.

Hay un ángel o un demonio de fantasía que dormita en mi interior a la espera de muchos besos. Que se manifiesta como un gato bípedo con catana y que dibuja signos herméticos bajo mi piel, y al que quisiera robarle toda la pulpa con que está hecho para saciar mi extraña sed. Fuente de sodas que solloza ante la amenaza muy real de verse vulnerada para siempre, descompuesta de un solo golpe. Embriones absortos y absorbidos telepáticamente por el hambre antigua de un cadáver que no cesa, que mira con ojos fijos la nada o el devenir instantáneo de la muerte, mientras los árboles afloran y el estruendo del rayo nos abruma por su ausencia… La bravura del ratel y la insoportable soledad del suizo que libró su última batalla tirado sobre la nieve; o la del cubano del palacio de las blanquísimas mofetas, exiliado en el país de su enfermedad. Animalitos inexpresivos planchados sobre el asfalto caliente y grilletes en las muñecas de ancianos obligados a andar en la cueva del dragón obstinado en meticulosas búsquedas para saciar su extraño erotismo. Que sería incapaz de comerte, pero sí de mirarte como a una promesa súper especial. ¿Oyes la sencilla melodía que brota de entre las nalgas del colectivo imaginario que supongo bajo mi vientre desnudo y que evocan el nombre del dios de los Rayos Gamma para que escupa otra vez? ¿O el sueño de la gallina que se paseaba orgullosa en los pasillos de un centro comercial, mientras era celebrada por una multitud enloquecida que se hacían amorosos cortes entre ellos, y que, en el último instante, saltaba desde lo más alto para estallar con la potencia de una bomba de luz para oscurecernos a todos, mientras aguardo pegado como una chinche en el ala más endeble de mi Ángel de Fantasía?

Núcleo de miel…

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